Anna Surinyach es fotoperiodista y editora gráfica de 5W. Su mirada limpia, empeñada en aumentar la personalidad y la dignidad de los que más sufren, se ha posado sobre la crisis del Mediterráneo, la epidemia de ébola, Yemen, Colombia, Sudán del Sur, Siria, Congo o República Centroafricana. Estudió Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus padres eran médicos y desde pequeña tenía en mente estudiar medicina, pero en el último momento se dio cuenta de que lo que quería era viajar, hacer fotos y conocer de primera mano lo que contaban los medios de comunicación. Cuando terminó la carrera, estudió fotografía., pues tenía claro que su manera de contar cosas era a través de la imagen.
Esta fotoperiodista barcelonesa ha trabajo en múltiples sitios, como la Asociación Producciones Callejeras, en la Universidad Politécnica de Cataluña o en Médicos sin Fronteras donde ha estado 8 años, empezando como becaria para pasar luego a formar parte del servicio audiovisual de la organización.
Actualmente es una fotoperiodista freelance, además de editora gráfica de la revista 5W de la que también es fundadora, junto con otras 8 personas más, para intentar hacer el periodismo en el que creen. Esta revista saca un tema a la semana en su página web además de crónicas de todo el mundo con fotografías de gran calidad.
Su proyecto con Médicos Sin Fronteras llamado Seguir con Vida, en el que a través de las fotografías se muestran los movimientos de población sirios en cuatro etapas: la espera, el riesgo, la ruta y la frontera, se ha expuesto de forma itinerante y se ha mostrado en Barcelona, Madrid, Málaga, Bilbao, Valladolid y Uruguay.
“A veces no basta con un fogonazo. No basta con una composición perfecta, con el encuadre adecuado, con el impacto visual. Lo que importa de la fotografía periodística (el adjetivo es importante) es que cuente historias. Ese ha sido el caballo de batalla de 5W desde que nació hace un año.
Como editora gráfica, me he esforzado en conservar la esencia estética de la imagen y en ponerla al servicio de lo que queríamos explicar. El componente narrativo en el que tanto insistimos en la revista no se refiere al texto, sino al binomio texto-imagen. Queremos huir de la imagen como un relleno para que el ojo del lector descanse. Y tampoco se trata de que la fotografía cuente exactamente lo mismo que el texto: se trata de que el conjunto explique la historia.
En nuestro esfuerzo, hemos contado con la colaboración de fotógrafos y fotógrafas de primera línea: la gran mayoría han creído en el proyecto desde el principio y lo han llevado, a nivel fotográfico, a un nivel más alto de lo que esperaba. Del diálogo con ellos y ellas han nacido nuestros mejores reportajes. Son vitales para que 5W siga adelante. Son 5W.
Nos dimos cuenta de que podíamos ir más allá en la explicación. El fotógrafo o fotógrafa podía aportar algo más: su visión emocional e intelectual. Así que publicamos varios WHERE en los que el fotoperiodista hacía un relato personal de lo que vio y vivió. Uno de los mejores ejemplos es el de Samuel Aranda, que en diez fotografías capturó la esencia de la epidemia de ébola que asoló a África Occidental, y la trasladó al lector de 5W. No es fruto de la casualidad: estuvo trabajando allí nueve meses para The New York Times. Para nosotros fue un lujo que publicará en 5W, y ojalá que lo haga muchas más veces.
Pese a ser un nuevo medio con presupuesto limitado, desde el principio hemos querido huir del periodista-orquesta. Es importante que alguien se dedique al texto y alguien a la imagen. Y que sea su ámbito. Hasta el punto de que publicamos un especial sobre Benín con texto de Neus Màrmol, fotografía de Javier Corso y vídeo de Lautaro Bolaño.
Pese a que estoy satisfecha del trabajo que hemos hecho en el último año, creo que tenemos que mejorar. En muchos casos hemos apostado por un fotoperiodismo clásico, con no demasiado riesgo en la edición y en la maquetación. Queremos apostar por nuevos formatos, publicar más vídeos, enriquecer la imagen con sonido y atrevernos a atravesar algunas fronteras.”